lunes, 20 de septiembre de 2010

Punishment Park.

Peter Watkins. 1971.
Un fake (falso documental).

Estructurado como un reportaje especializado, Peter Watkins "reflexiona" sobre los acontecimientos que tomaron lugar en la década de los sesentas.

Partamos desde la idea que (y es lo que más me atañe) un extranjero entra ahora a nuestro país y reflexiona sobre la situación que se vive, aquí en México. Pero no solo eso, también, obliga al conciente e inconsciente colectivo a reflexionar sobre la situación de su propio país. Con esta cuestión y "sabor de boca" quedé, después de terminada la película, específicamente por una de las últimas secuencias en donde, en un acto a propósito "ético" y "moral" el reportero comienza a cuestionar las acciones "brutales" que toman en contra de los reaccionarios e inadaptados sociales y etiquetados como sociopatas, los policías al mando del "Parque", pintado como una suerte de campo de concentración quasi-militar en donde después de un juicio llevado a cabo por civiles, ciudadanos ejemplares y activos económicos, se les da a escoger entre su sentencia o "Punishment Park".

Mi pregunta es la siguiente. ¿Fue la intensión de Watkins, pintar todo su ejercicio al final como un statement de pasividad de los medios? No encuentro yo (a pesar de la enorme factura y el poder visual y humano que tiene este trabajo) otra interpretación, cuando hablamos específicamente del papel que toman los medios de comunicación frente a este tipo de acontecimientos. 
En una de las secuencias finales, donde después de que un soldado apenas de 18 años mata por pánico a uno de los detenidos que se le acercaba. Los participantes restantes del parque logran llegar a la bandera, una barricada de policías con casco y macanas impide que lleguen y cumplan con el "recorrido" del campo. En estas dos acciones, el reportero inglés comienza a cuestionar la brutalidad del escarmiento proporcionado a los sometidos al recorrido.

 "Y después del niño ahogado" la reflexión se gesta.  Y no solo de los medios, pero también de nosotros como espectadores pasivos de la realidad; y creo que aquí se encuentra la verdadera crítica. Porque, como Oscar Wilde menciona en su libro "The Soul of Modern Man Under Socialism" -"Es más fácil simpatizar con el sufrimiento que con el pensamiento"- .
 Watkins de manera muy inteligente nos sitúa ante la problemática de la prevención, la indiferencia, la individualidad, la violencia y la libertad, a través de un conglomerado de distintos escenarios, cuestionando nuestra condición humana. Y mucho más importante aún, problematiza la situación del creador frente a la realidad, de manera muy sutil, no es gratuito que la televisora que documenta el juicio y el "recorrido" sea Inglesa. 
Pero (y volvemos al primer punto) las "reacciones" (y seamos cínicos y escépticos) morales e incluso humanas por parte del reportero, son mera hipocresía, a la que estamos arraigados por procesos de desensibilización y re-valoración de la propia vida y la violencia como medio de control. En esa medida, todo este artificio es un acto de hipocresía, empero vista desde una distancia y re-planteada para así generar una nueva manera de denuncia en contra de una sociedad global entumecida. Y ahí radica su valor. (Esto sin mencionar cualquier tipo de valoración propia del lenguaje cinematográfico y sus tecnicismos.)

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